Para crear riqueza financiera, es bueno tomar en cuenta la riqueza natural y como se ha hecho a través del tiempo: los ciclos naturales resultan indispensables para nuestra sobrevivencia en la Tierra, y esa misma riqueza. Los elementos se descongelan, se mezclan, se dividen y erosionan en su momento para dar lugar a una serie de ciclos continuos constantemente creando e aumentando la riqueza natural. El oxígeno y el hidrógeno forman la base del ciclo del agua; el carbón, el nitrógeno, y muchos más los de la flora y fauna. Como un terrario, todo que necesitamos está captado en circuitos dentro de nuestra burbuja azul, subiéndose y bajándose a varias velocidades.
El mundo ha pasado por milenios este sin fin de ciclos, siempre utilizando el final de uno para comenzar el siguiente. Nosotros, los seres humanos, por primera vez en la historia de la evolución somos capaces de reconocer la inalienable perfección de estos ciclos que dan lugar a la Naturaleza como la conocemos hoy.
En términos económicos, la basura implica dejar de lado la posibilidad de crear riqueza. Un buen ejemplo puede ser el plástico. Botar plástico, un producto hecho a base de petróleo, es botar millones de años de compactación, destilación y refinación de carbón en vez de apreciarlo como el tesoro que es. De hecho si dejas el carbón en ciertas condiciones geológicas se vuelve diamante.
Al final de la vida útil de un plástico, por un porcentaje del costo de extraer y refinar más productos petroleros, se puede vender, reutilizar o reformar. Así, una empresa o incluso una familia puede obtener beneficios económicos del mismo. Desafortunadamente, en la actualidad, en vez de usar aquellos tesoros para fines de enriquecer a dichas entidades, la mayoría de nosotros solo desechamos. En vez de recoger los desperdicios de fabricación y de nuestras vidas cotidianas, ya sea para reutilizarlos, revenderlos y/o ahorrar, dejamos posibles manantiales financieros en basureros, mares y hasta en las calles. Siempre volvemos a lo mismo en ciclo interminable.
Lo que peor de todo es que esos plásticos que permanecen flotando en los mares matan aproximadamente a un millón de criaturas marinas cada año, reduciendo la riqueza compartida que pudiésemos haber sacado de ellos. Por otro lado, los basureros se sobrellenan con plásticos, lo cual podría arruinar las tierras fértiles a sus alrededores, y también a los acuíferos que utilizamos para apagar nuestra sed. Esto, finalmente, termina mermando la utilidad compartida de nuestra tierra, nuestra riqueza, y la naturaleza.
Hay remedio, pero tenemos que tomar acción. Si promovemos la reutilización de los desechos y desperdicios podremos hacer de nuestra vida diaria una vida más ambiental y, así, potenciar nuestros recursos, en vez de botar los tesoros de la naturaleza; en otras palabras, estaríamos enriqueciéndonos. Esto es lo que ECOHOUSE promueve, reutilizando los desperdicios de la compañía y optimizando el uso de materiales reciclados. Esperamos, pues, ser un buen modelo para la nueva generación corporativa, la que aprovecha de los ciclos naturales y las imitan, creando riqueza compartida a partir de nuestros desperdicios compartidos.